viernes, 12 de julio de 2013

A Salvo (poema)

A Salvo


Usted pasa a mi lado
muchas veces
sin mirarme, claro.

Yo lo veo venir
y su sombra,
su perfecta sombra,  que se le adelanta,
acaricia mi cuerpo
despacio.

Nunca llegué a tocarlo
pero ¡cuánto daría!
no con lujuria tocarlo,
sino tocarlo apenas,
con la punta de los dedos,
en la frente
o en la piel de los párpados.

Pero usted y yo sabemos
que el tiempo ha pasado
por temor a arriesgarnos.

Entonces, no me mira,
aunque pasa a mi lado,
ni yo lo he tocado
aunque ¡cuánto daría!

Usted, por distraído
y yo, por compostura.

Estamos a salvo.

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